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"Lo primero que el cuentista le pide a su lector es atención; el novelista, paciencia."

sábado, 20 de marzo de 2010

Underground (Cuento)

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"La Porteña"
Casa de Ricardo Güiraldes en San Antonio de Areco, Provincia de Buenos Aires
Acrílico sobre tela de José María Fojo, cm. 24,0 x 30,0 - Año 2000
Col. Inés Malinow - Buenos Aires, Argentina
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.Underground

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¿Una carta de ultratumba? Como esa flor del más allá que postuló Coleridge, me llegaba una nota de alguien de quien fui muy amigo en mi juventud y a quien, por ese malentendido que llamamos vida, no había visto en treinta años. Se me citaba en ella a comparecer junto a su cama de enfermo en un hospital de los suburbios.
....Un lémur, de sutil perecido con el muchacho que fue mi camarada de adolescencia, me observaba desde una pila de cojines; en sus ojos pervivía una chispa inconfundible, que reconocí. Sin perro que le ladrara, se extinguía panorámicamente solo.
....—Llegás tarde, y no me refiero a la hora. Tantos años no pasan en vano; pero, pese nuestras diferencias, por aquella amistad que nos enalteció, voy a pedirte algo.
....Le tomé la mano; volvíamos a ser los dos mozalbetes que se profesan una mutua admiración intelectual; pero, ¡ay!, uno tiene envidia del otro.
....—Lo que me pidas ya está hecho. Somos amigos, después de todo: siempre me entusiasmó tu literatura aunque renegué de tu política.
....—Olvidate de las dos: adonde voy no hay nada de eso –declaró con una sonrisa cansada–. Se trata, sin embargo, de mis escritos. Lo poco que publiqué ya se me escapó de las manos; eso no tiene remedio. Esta es la llave de mi departamento; en el armario de la biblioteca hay siete cartapacios que contienen mis originales inéditos. Quiero que los quemes todos. ¿Lo harás por mí?
....De modo que se me nombraba albacea e incendiario; una cruza de Max Brod con Ben Quick. Prometí:
....—Tenés mi palabra.
....Sonrió otra vez desde el fondo de su fatiga irreversible y me apretó la mano.
....—Cuando esté hecho, volvé a verme –balbució, y cayó en un sopor.
....Me llevé los papeles y los estudié con atención y minuciosidad: eran un desordenado tesoro de cuentos y poemas, y dos novelas excelentes; nunca hubiera creído que mi amigo de otrora tuviera el talento y la fuerza para escribirlas. Me llevaría meses (quizás años) revisar, expurgar y corregir todo eso para dejarlo en condiciones de ser publicado en un sello principal –el autor, a diferencia de mí, siempre fue un escritor marginal que sólo publicó en editoriales de ínfima categoría–: no bajo su firma, naturalmente. ¡Formidable!
.…Volví a interrumpir su espléndida soledad en el hospital.
....—Tus originales ya fueron quemados –anuncié sin mentirle, pensando que las fotocopiadoras son un gran invento.
....—Te lo agradezco. Ahora estoy tranquilo –susurró. No le pregunté las razones.
....—Yo también –confesé.
....(Pero siempre hay riesgos. En cuanto se durmió, tomé la jeringa hipodérmica vacía que esperaba sobre la mesa de luz.)
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José María Fojo
Mención Concurso “Roger Pla” de Cuento Breve
Rotary Club de Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires, 1994.
Publicado en el libro “Prosperidad de las sombras”
El Francotirador Ediciones, 2000.
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