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"Lo primero que el cuentista le pide a su lector es atención; el novelista, paciencia."

jueves, 11 de marzo de 2010

Extrañas similitudes de Parsifal y Chance Gardiner

"Figura sentada leyendo" (d'après Badía Camps)
Óleo sobre chapadur de José María Fojo, cm. 17,8 x 21,2 - Año 1989
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Encontramos manifiestos parecidos entre estos dos personajes, frutos de épocas y literaturas tan disímiles. Ambos pregonan lo obvio y hacen preguntas sobre lo evidente; ambos son puros y castos, ignorantes y cándidos en grado superlativo, hermosos e inconscientes. Pero mientras el Chance Gardiner de “Desde el jardín” (“Being there”) padece de una transparente impotencia orgánica, con el Parsifal de “La leyenda del grial” no sabemos si su castidad se debe a su pura inocencia, o a que nadie le enseñó nada del sexo, o a un déficit hormonal, o a qué otra circunstancia. Los escarceos en la cama del antihéroe de la novela de Kosinski con Mrs. Rand, aunque propiciados y alentados con vehemencia por ella, terminan en nada. Los de Parsifal con la Doncella Sitiada no queda claro cómo se desarrollan ni cómo concluyen, aunque el poema de Chrétien de Troyes abunda en indicaciones de que el Caballero no sabe para qué sirve una mujer tendida en una cama, como no sea para charlar amigablemente toda la noche. Hay también notorias diferencias: en tanto que Parsifal desea con ardor ser armado caballero, portar las armas y participar de justas y combates (salir al mundo), Chance sólo aspira a regar el jardín con tranquilidad y mirar televisión (permanecer en su mundo.) Parsifal es un hombre simple que se convertirá en sabio; Chance es un hombre simple que los demás ven como un sabio sin que él se lo proponga, ya que ni siquiera tiene noticia de la sabiduría. Ambos son verídicos, directos, incapaces tanto de mentir como del menor doblez; pero ignoramos si eso no se debe a que nunca se les ocurrió que puede haber algo distinto de la verdad. Chance es diáfanamente idiota; podemos atribuir la simpleza de Parsifal tanto a un déficit cerebral como a su completa falta de educación y experiencia del mundo. El heroico Parsifal el Galés (no el de Chrétien de Troyes sino el de Wolfram von Eschenbach) inspiró la ópera homónima de Wagner. ¿Qué ópera merecerá Chance? ¿Qué poeta y qué músico se atreverán a enfilar sus afanes hacia un personaje imbécil, sin heroísmo ni malicia ni virtudes, en un siglo que parió Elektra, Salomé y Lady Macbeth de Mtsensk? ¿No habría sido una excelente oportunidad para Gian Carlo Menotti o Alberto Ginastera? Jerzy Kosinski no se arredró; Chance espera su Wagner.
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J. M. F., 2010
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